Agility es una modalidad deportiva donde una persona dirige a un perro sobre una serie de obstáculos, los cuales tiene que librar de manera limpia y lo más exacta posible.
Todo el entrenamiento se hace en “positivo” con incentivos, juguetes preferiblemente o comida, por eso resulta agradable a nuestras mascotas.
El guía no debe tocar al perro ni a los obstáculos, excepto de manera accidental. Consecuentemente, el control del guía radica en la voz, señales manuales, lenguaje corporal. Lo que requiere que el “equipo” este compenetrado y siempre de manera positiva.
En su forma más sencilla, el circuito de agility consiste en un determinado número de obstáculos, en donde un juez diseñará el orden que el perro deberá seguir para así completar la prueba conforme al reglamento. Dichos obstáculos son siempre los mismos aunque la distribución varía en cada prueba a elección de juez de la misma.
Los circuitos son lo suficientemente complicados para que el perro no pueda terminarlos correctamente sin dirección humana. Durante la competencia, el guía decidirá las estrategias a seguir para dirigir al perro a través del recorrido, combinando velocidad y precisión ya que ambas son igualmente importantes. Existen varias técnicas que ayudan a compensar la posible diferencia de velocidad humana y canina, fuerza ó debilidad entre los perros y sus manejadores (guías). Pero lo que más que nada ha impulsado la popularidad de esta actividad deportiva es que el manejador (guía) y el perro se divierten.
¿Puede mi perro practicar el agility?; Cualquier perro vale pues los obstáculos y el tiempo se adecuan a la morfología del perro, tampoco importa sean de pura raza o no.
¿Puedo yo ser guía?; Como en el apartado anterior, cualquier persona puede practicar agility. No existen edades mínimas ni máximas. El guía tampoco tiene que tener una gran forma física pues existen métodos para dirigir el perro a distancia.